-Se deslizó entre los meandros lamartinianos, escuchó en espíritu
el sonido de las arpas en los lagos, todos los cantos de los cisnes moribundos,
todas las caídas de las hojas, los cánticos de las puras vírgenes ascendiendo
al cielo, y la voz del eterno retumbando en los valles (…)
El corazón de Emma latió con fuerza cuando se vio con su
caballero, que la tenia cogida con la punta de los dedos, en medio del salón
aguardando la señal de la orquesta para avanzar. Pero de pronto desapareció en
ella la emoción y, balanceándose al ritmo de la orquesta, adelantándose con
pequeñas ondulaciones de cuello, dibujándose en sus labios una sonrisa (…)
-(…) entonces no se piensa en nada, y van transcurriendo las
horas. Sin moverse, uno se pasea por los países que cree ver, y el pensamiento,
arrebatado por la ficción, goza en los detalles, sigue el hilo de la aventuras,
se identifica con los personajes; hasta parecer que es uno mismo el que palpita
entre sus trajes.
-“El mundo es cruel Emma. Nos hubieran perseguido donde
quiera que hubiésemos ido, hubieses tenido que sufrir preguntas indiscretas,
calumnias, desdenes, ultrajes quizás. ¡Tú ultrajada! ¡ho! Y yo que quisiera
verte sentada en un trono!, tú! Cuyo recuerdo llevo como un talismán!. Porque
me castigo a mí mismo, por medio del destierro, por todo el daño que te he
causado. Parto, ¿Dónde?, no lo sé. Estoy enloquecido! Adiós! Se siempre buena!.
Conserva el recuerdo de este desgraciado que te ha perdido. Enseña mi nombre a
tu hija, para que lo repita en sus oraciones”
-Rodolphe-
No hay comentarios:
Publicar un comentario