“(…) me preguntaba por qué
la infidelidad no genera enseguida desamoro en la víctima, sino el anhelo
de retener a quien le engaña u oféndela esperanza de que todo puede ser una
pesadilla, una sospecha sin fundamentos, un relato desechable, un libro de
final abierto, una circunstancia, en definitiva, a la cual se le puede torcer
el pescuezo como al cisne modernista.”
“Estoy por convencerme de que no es cierto que la gente deje
de amar por despecho. El desamoro no genera desamor en quien ya no es amado,
sino que alimenta –como me ocurre ahora- un lacerante deseo de seguir poseyendo, a quien
ya no te ama, ni apetece estar a tu
lado. En este terreno no existen simetrías ni equilibrio, solo crueldad.”
“No, la lógica solo existe en las novelas y no en la
realidad, como sostiene Marcela con tanta razón. Esa idea de que la razón ordena
el mundo es una falacia que nos enseñan desde el Siglo de las Luces. ¡A la
mierda con Descartes y Rousseau! Sus ideas de que el mundo está gobernado por leyes
cognoscibles es una utopía, algo tan fantasioso como la Edad Dorada o el hombre
nuevo en el cual creía el Che Guevara. Es increíble cuantos años de nuestra
vida desperdiciamos siguiendo quimeras.”
“-El amor es un invento de los románticos, chico-agrega
seria-. Los poetas son los que nos han inculcado la idea mierdera de que algo tan efímero
como el amor sea imperecedero. Dejémonos de guanajerías, no hay quien ame a su
pareja toda la vida, lo más lo logra
durante un par de meses o años, después lo que se impone es la rutina.”
“(…) en Chile lo que más abunda son los conversos:
comunistas arrepentidos, pinochetistas arrepentidos, terroristas arrepentidos, socialistas
arrepentidos, liberales arrepentidos, centristas arrepentidos, centristas
arrepentidos, en fin, y hasta arrepentidos de haberse arrepentido.”