domingo, 24 de marzo de 2013

El bosque de los pigmeos/ Isabel Allende



“-Las creencias propias se llaman religión, las de los demás se llaman superstición- comentó Kate.
Repetía esa frase delante de su nieto en cuanta oportunidad se le presentaba, para machacarle el respeto por otras culturas. Otros de sus dichos favoritos eran: <Lo nuestro es idioma, lo que hablan los demás son dialectos>, y <Lo que hacen los blanco es arte, lo que hacen otras razas es artesanías>”

“Habían muchos castigos, el más tolerable era la muerte, (…)”

El reino del dragon de oro / Isabel Allende



“El calendario es un invento humano;  el tiempo a nivel espiritual no existe, le había enseñado el maestro a su alumno.”
“-¡Vaya! Yo creía que la juventud está dedicada a fumar pasto y conseguir pareja a través de Internet… -comentó ella entre dientes-.”

 

“-Que dice la inscripción?- preguntó ella.
-Son palabras de Buda: <El cambio debe ser voluntario, no impuesto>
-¿Qué significa eso?
-Todos podemos cambiar, pero nadie puede obligarnos a hacerlo. El cambio suele ocurrir cuando enfrentamos una verdad incuestionable, algo que nos obliga a revisar nuestras creencias- dijo él.”



“-La tormenta arranca del suelo al fornido roble, pero no el junco, porque éste se dobla. No calcules mi fuerza, sino mis debilidades.”

La ciudad de las bestias/ Isabel Allende



“-¿Quieres decir que lo natural es la brutalidad?
-Exactamente. La compasión es un invento moderno. Nuestra civilización protege a los débiles, a los pobres, a los enfermos. Desde el punto de vista de la genética ese es un terrible error. Por eso la raza humana está degenerando.
-¿Qué haría usted con los débiles en la sociedad, profesor?- Preguntó ella.
-Lo que hace la naturaleza: Dejar que perezcan.”

“-¡Es espantoso!
-Digamos que es diferente. Los sentimientos son subjetivos, Alexander.  Lo que a ti te repugna, para otros puede ser atractivo”

sábado, 2 de marzo de 2013

Corazón de tinta/ Cornelia Funke



“-Tu siempre dices lo mismo: Los libros tienen que pesar porque el mundo entero está encerrado en ellos-“

“-¿Qué significa esto Elinor?- Murmuró cuando subió de nuevo al coche-. ¿Desde cuándo añoras la compañía de otros seres humanos? Lo cierto es que va siendo hora de que regreses al hogar antes de que te vuelvas más rara de lo que ya eres.”

“Tenía razón. El mundo era terrible, cruel, despiadado, ominoso como un mal sueño. No era un buen lugar para vivir. Los libros eran el único sitio en el que había hallado compasión, consuelo, felicidad… y amor. Los libros amaban a todo aquel que los abría, dispensaban recogimiento y amistad sin exigir nada a cambio, nunca se marchaban, nunca, aunque los trataras mal. Amor, verdad, belleza, sabiduría  consuelo ante la muerte. ¿Quién lo había dicho? Algún otro fanático de los libros cuyo nombre no podía recordar, pero sí sus palabras. Las palabras son inmortales… salve que legue alguien y las queme”

“Suelen decir los libros que el odio es cálido al tacto”

“En los libros –escribió- , hallo hallo a los muertos como si estuvieran vivos; en los libros preveo las cosas que sucederán; en los libros se ponen en marcha asuntos de guerra; en los libros surgen las leyes de la paz. Todas las cosas se corrompen y decaen con el tiempo, Saturno no deja de devorar a los hijos que engendra: Toda la gloria del mundo quedaría enterrada en el olvido si Dios no  hubiera proporcionado a los mortales el remedio de los libros (Richard de Bury, citado por Alberto Manguel)

viernes, 1 de marzo de 2013

La Casa de los Espiritus/ Isabel Allende



“De pronto se deslizó por el pasillo,  al pasar por mi lado sus sorprendentes pupilas de oro se detuvieron un instante en las mías. Debí morir un poco. No podía respirar y se me detuvo el pulso.”

“-Ave María purísima
-Sin pecado concebido
-Te escucho hija
-Padre, no sé cómo comenzar. Creo que lo que hice es pecado…
-¿De carne, hija?
-¡Hay! La carne está seca, padre, pero el espíritu no. Me atormenta el demonio.”,


“se empleó en la casa de los Truebas para seguir sirviendo a la misma sangre como decía. Había nacido para acunar hijos ajenos, para usar la ropa que otros desechaban, para comer sus sobras, para vivir de sentimientos y tristezas prestadas , para envejecer bajo el techo de otros, para morir un día en su cartucho del ultimo patio, en una cama que no era suya, y ser enterrado en una tumba común en el cementerio general.”


“No hay que pensar en los seres queridos ni en el mundo que hay al otro lado de estos muros. Es la única manera de sobrevivir.”





Es un exelente libro, es normalmente considerado como el mejor libro de Isabel Allende, ya que al ser una autobiografia no está dentro de los parametros normales y clasicos de esta escritora.