martes, 11 de junio de 2013

Cien años de soledad/ Gabriel García Márquez



“-Dime una cosa, compadre: ¿por qué estás peleando?
-Por qué ha de ser, compadre- contestó el coronel Gerineldo Márquez-: por el gran partido liberal.
-Dichoso tú que lo sabes -contestó él-. Yo, por mi parte, apenas ahora me doy cuenta que estoy peleando por orgullo.
-Eso es malo- dijo el coronel Gerineldo Márquez.
Al coronel Aureliano Buendía le divirtió su alarma. “Naturalmente”, dijo. “Pero en todo caso, es mejor eso, que no saber por qué se pelea.”          Lo miro a los ojos y agregó sonriendo:
-O pelear como tú por algo que no significa nada para nadie”




“(…) el único propósito de ver aunque fuera por un instante el rostro de Remedios , la bella, de cuya hermosura, legendaria se hablaba con un fervor sobrecogido en todo el ámbito de la ciénaga. Pasó mucho tiempo antes de que lo consiguieran, y más les hubiera valido que la ocasión no llegara nunca, porque la mayoría de ellos no pudo recuperar jamás la placidez del sueño. El hombre que le hizo posible, un forastero, perdió para siempre la serenidad, se enredó en los tremedales de la abyección y la miseria, y años después fue despedazado por un tren nocturno cuando se quedó dormido sobre los rieles.”


“(…) le declaró su amor, lo rechazó sencillamente porque le asombró su frivolidad. -fíjate que simple es-, le dijo a Amaranta -Dice que se está muriendo por mí, como si yo fuera un cólico miserere-. Cuando en efecto lo encontraron muero junto a su ventana, Remedios, la bella, confirmó su impresión inicial.”


“uno no se muere cuando quiere, sino cuando puede” Coronel Aureliano Buendía


“lo buscó únicamente en los trayectos de su itinerario cotidiano, sin saber que la búsqueda de las cosas perdidas está entorpecida por los hábitos rutinarios, y es por eso que cuenta tanto encontrarlas” Úrsula

“consideraba que las puertas se habían inventado para cerrarlas, y que la curiosidad por lo que ocurría en la calle, era cosa de rameras.”


“Era una tortura inútil, porque ya para esa época él tenía terror de todo lo qoe le rodeaba, y estaba preparado para asustarse de todo lo que encontrara en la vida: las mujeres de la calle le echaban a perder la sangre; las mujeres de la casa, que parían hijos con cola de puerco; los gallos de pelea, que provocaban muertes a hombres y remordimiento de conciencia para toda la vida; las armas de fuego,  que con solo tocarlas condenaban a veinte años de guerra; las empresas desacertadas, que solo conducían al desencanto y la locura, y todo, en fin, todo cuando Dios había creado con su infinita bondad, y que el diablo había pervertido.”


“El mundo habrá acabado de joderce - dijo entonces- el día en que los hombres viajen en primera clase y la literatura en el vagón de carga”

“se llenaba de enamorados primaverales, durmiendo de día y escribiendo de noche para confundir el hambre”


“El primero de la estirpe está amarrado a un árbol y al último se lo están comiendo las hormigas”