lunes, 24 de septiembre de 2012

La CASA de los Espejos / Jayne Ann Krentz



  • -Algo que, según parece, la gente de la droga había bautizado como S y M.

          -cómo sadomasoquismo?
          -No. Como Smoke&Mirrors.


  • Las manos de Thomas volvieron a moverse, cerrándose, acogedoras, alrededor de la cintura de Leonora. La agarró, la levantó, y entonces, los pies de Leonora dejaron de tocar el suelo. Pensó que él intentaba llevarla de vuela al salón; en su lugar, la sentó en el borde del mostrador y se colocó entre sus muslos. La boca de Thomas no se separó ni un instante de s cuerpo.



  • Desconcertada abrió los ojos y le encontró observándola con descarada intensidad.

       -¿por casualidad-dijo Thomas con grave precisión-, no tendrá a mano algo que resultaría muy útil en  una situación como esta?
       Leonora parpadeo, tratando de reorientarse.
       -¿Cómo que?
       -condones.
       -¡ah!- El realismo la sacudió. Sintió que se sonrojaba-.No. No tengo.
       -¿Píldoras?
       -No.- A esas alturas, era probable que tuviera un embarazo tono rosado-. Es evidente era evidente que no preví que fuera a necesitar algo así en Wing Cove.
       -Hoy venia preparado para hacer saltar un par de cerraduras- Le dedicó una sonrisa compungida y seductora y apoyo la frente de la de Leonora-. No para esa clase de excitación.
       -¡Ah!-
       Leonora no pudo pensar nada inteligente que decir. Estaba desesperadamente agitada y lo sabía. Thomas se incorporó y retrocedió un paso.



  • Leonora recostó la cabeza en el alto cojín que tenía detrás y miró os pies de Thomas, apoyados, uno encima del otro, encima de la mesa baja. Al lado de los suyos, parecían muy grandes. Leonora se sentía  un poco cautivada, pensó. Cerró los ojos.




De este libro me dio paja sacar citas xD Es una exelente historia, llena de intriga, misterios, espejos, drogas, acesinatos, lujuria y conspiraciones, muy recomendable asdasdas

lunes, 10 de septiembre de 2012

UN MUNDO SIN FIN - KEN FOLLETT


  • ·         Thomas esquivo el golpe, pero no lo bastante rápido: el filo de la hoja lo alcanzo en un brazo, atravesó el jubón de cuero y se hundió en la carne. Lanzo un alarido de dolor, pero aguanto de pie. Con un rápido movimiento extraordinariamente grácil, levanto la mano con la que empuñaba el cuchillo y la descargo sobre el cuello de su oponente. A continuación, dibujó un arco, girola hoja y le cercenó el cuello (…) A pesar de todo lo que había ocurrid, Merthin  reparó en los corteses modales del hombre. El aplomo era digno de admiración  el niño decidió que era así como deseaba ser de mayor. 

  • ·        La muchacha se puso en pie. Se quedó quieta unos instantes mientras él cerraba la puerta y se acercaba despacio hasta situarse justo frente a ella –Me da igual lo que digas o hagas, te sigo amando- Le confesó él.
  • ·         -Quitémonos toda la ropa- propuso.  Nunca antes l había hecho antes. Él sonrió complacido. –Muy bien, pero ¿y si entra alguien?

  • ·         El no parecía tener  inhibiciones de ese tipo. Se quitó la camisa, se bajó los calzoncillos y se plantó delante de ella con total naturalidad. Tenía el cuerpo menudo pero fuerte, y se le veía lleno de energía contenida, como un joven siervo. Por primera vez el advirtió su vello púbico era del color de las hojas de otoñales.  Tenía el pene muy erecto. El deseo termino venciendo la timidez y la muchacha se despojó rápidamente del vestido pasándoselo por la cabeza.

  • ·         A pesar de la frialdad del ambiente, la muchacha se despojó del vestido y se tendió junto a él desnuda, estirando la manta de tal manera que los cubriera a ambos.   Se acercó a él y apollo la mejilla en su pecho. Podía oír los latidos de su corazón  notar en la coronilla el aire que expulsaba al respirar. El calor de su cuerpo robusto la templaba. A su debido tiempo la luna descendió y la cámara quedo sumida en la oscuridad. Gwenda  tenía la sensación de que podría permaneces así toda su vida.   
  • ·         No durmió, no pensaba malgastar ni un minuto de aquel precioso tiempo. Saboreo cada momento consiente que tan vez nunca volviera a repetirse. Lo acaricio con cuidado para no despertarlo. A través del delgado sayo de lana que él llevaba puesto, exploró con la punta de los dedos los músculos de su pecho y de su espalda, sus costillas  y sus caderas, la curva de s hombro y la protuberancia de su codo.

  • ·         No te preocupes. Los que hemos nacido pobres tenemos que valernos de artimañas para conseguir   lo que queremos.  Los escrúpulos son cosa de los privilegiados.
 
 
  • ·         Entraron a un salón saturado de humo. Era solo media tarde, per a había aproximadamente una docena variopinta de bebedores sentados en los bancos. Un pequeño grupo se apiñaba en torno a un tablero de backgammon, y varias pilas no muy elevadas de peniques de plata  indicaban  que se estaba apostando dinero por el resultado. Una prostituta de mejillas enrojecidas llamada Joy  observo esperando a los recién llegados, pero al ver quien eran  adoptó de nuevo la indolente postura de aburrimiento. En un rincón, un hombre mostraba a una mujer un abrigo de apariencia muy cara. Al parecer se lo estaba ofreciendo para que se lo comprara; no obstante, al ver a Merthin dobló rápidamente la prenda y la oculto, por lo que é dedujo que debería de tratarse de mercadería robada.

  • ·         Recordó, sobre todo, a Caris cando no era más que una niña. Ni tan siquiera había llegado a la adolescencia, pero él ya se había quedado prendad de su inteligencia, su arrojo, y de la forma natural en que había asumido el mando del pequeño grupo. No era amor, sino una suerte de fascinación que no se distaba mucho del amor.

  • ·         Era primera vez que l hacía. Habían tenido relaciones dos veces sin besarse. En ese momento Gwenda sintió ganas de vomitar. Cuando el presionó los labios contra su boca, ella se sintió más violada que cuando la había penetrado. Ralph abrió la boca y Gwenda notó el sabor a queso. Lo  empujó para alejarse asqueada.

  • ·         Sam soltó la espada, pero esta no cayó. Quedó clavada en la pared y dejó a Ralph empalado de forma espantosa. Sam retrocedió, horrorizado. Ralph todavía no estaba muerto agitaba con debilidad los brazos en un esfuerzo de por agarrar la espada y arrancársela del pecho, pero era incapaz de coordinar sus movimientos. A Gwenda le asaltó la terrible idea de que la terrible visión recordaba al gato que los escuderos había atado al poste. Se agacho y recogió a toda prisa la daga del suelo. Entonces, aunque pudiera parecer increíble, Ralph habló. –Sam- Dijo-. Soy…- Entonces  le salió un repentino coagulo de sangre por la boca y le impidió seguir hablando.



  • ·         Caris miró. En la base de la cruz, Merthin había colocado un ángel de piedra del tamaño de una persona adulta. La persona arrodillada no estaba mirando la cruz, sino hacia el este, a la ciudad. A contemplarlo con mayor detenimiento, Caris vio que los rasgos del ángel no eran convencionales. La redondeada cara era sin duda femenina, y le resultaba familiar, con esos rasgos definidos y ese pelo corto. Entonces se dio cuenta que se trataba de su propio rostro. Se quedó perpleja. 

Bueno, acá unos pequeños extractos de este hermoso libro que es la secuela de LOS PILARES DE LA TIERRA, aparecen las generaciones decendientes de la familia de Jack, Aliena y otros persoanjes del primer libro, esta lleno de relaciones amorosas no correspondidas, guerras por el poder del priorato donde tambien ahora estan precente las monjas producto del avance de los años, junto a traiciones, violaciones, hijos bastardos, secretos de los reyes y guerras entre reinados.