sábado, 9 de junio de 2012

Las barreras del pudor/ Pablo Simonetti


“No estuve dispuesta a abandonar esa fuente de placer cuando lo que había empezado como una forma de desahogo se transformó en un imperativo, en un fin es si mismo. Se dice que este es el gran error de los amantes, no detenerse antes de que surjan los sentimientos. Nosotros buscamos a alguien con quien trasponer el límite. Y cuando ya estábamos cerca, en vez de echarnos a atrás, no hicimos más que correr hacia él, como si se tratara de la frontera que llevaba a la libertad. Fuimos tan ingenuos. Creíamos que al amarnos ganábamos nuevos territorios, sin darnos cuenta, en medio del arrebato sexual, de que ahí se iniciaba también el sufrimiento.”
 


“Premunido de un cigarrillo y un whisky, pulsa las teclas de su computador mientras escribe su próxima critica. Pero son las doce del mediodía. Seguro que está sentado en el sillón junto a los ventanales, con el libro que someterá a su juicio semanal entre las manos. Durante la lectura, fuma un cigarrillo cada media hora, toma notas, escucha música clásica, y de vez en cuando levanta la vista hacia el cerro.”

“Un hombre callado, con un aire dulce y retraído que le cruza el semblante. Tartamudea incluso para expresar lo poco que se ve obligado a decir. Pero con una copa de por medio el ángel tímido se transforma en un diablo gozador (…)”

“La tristeza no tiene un antídoto, pero hay formulas para mitigarlas. El paseo en la mañana por ejemplo.”

“Eres terca y brutal. No me has dado la menor oportunidad, no has respondido mis llamadas, ni los mensajes de texto, ni los correos. Tu reacción es de una frivolidad pasmosa. Al menos escríbeme. No quiero que volvamos a encontrarnos en la oficina sin haber hablado antes.”

“Hubo luz y amplitud entre nosotros, las que yo he querido reducir a fuerzas de olvido, a fuerzas de una niebla que borra contornos y encierra los objetos de la memoria,”

“Parecía tan fácil conocer al amate perfecto. Los cuerpos de los modelos, esculpido por la luz de los estudios de fotografía, y las sonrisas blanqueadas de tanto exhibirse creaban una especie de ensoñación publicitaria. Todo era pulcro y nítido. Externo. Grafico.”

“Ya no me importa. Es el final, un peso que cae desde mi pecho y también desde mi cabeza, para alojarse firmemente en mis entrañas. Es mi cuerpo el que h tomado una determinación. La experiencia me estremece. No hay más espacio para la duda. Ezequiel se acabó como hombre dentro de mí.”

“Ni una llamada de despedida, ni un mail de saludos en una semana. Dejaste en claro tu falta de interés. Yo también lo perdí.”







Un libro bastante bueno si te gusta o atrae un poco el morbo y lo seductor :$. No cite nada de las explicitas escenas de sexo que caracterizan un poco este libro (si los has leído te darás cuenta, y si no: Ya tienes un motivo para leerlo).